segunda-feira, 12 de julho de 2010

Bette Myers' Masterpiece


Bette Myers teve uma experiência de vida após a morte, e durante a sua "viagem" ao Céu, ela se encontrou com uma figura celestial cheia de luz e amor que reconheceu como Jesus e voltou para pintar o seu rosto. Essa pintura se tornou muito famosa e é uma das mais belas imagens do rosto de Jesus já retratada. Abaixo está o testemunho de Bette Myers traduzido para o espanhol, que espero que possam ler. É um relato real de uma experiência pessoal e verídica.

Mi testimonio, Bette Myers

Era 1974 cuando tuve un ataque cardiaco masivo, el doctor dijo que yo morí, literalmente. Sin embargo les puedo decir que, honestamente, la muerte es hermosa. Fui a través de una intensamente brillante luz celestial. Mis ojos estaban muy abiertos y la calidez pasó a través de mi. No tuve dolor ni preocupaciones. ¡Realmente amé ese momento! De repente una figura vino a ubicarse frente mío, no tuve la menor duda, ¡supe de inmediato que era Jesús! El me habló de un modo amoroso con Su maravillosa voz. “Tú tienes que volver”, me repitió tres veces, porque yo me resistía. “Vuelve y pinta tu obra maestra”. Inmediatamente mis ojos se abrieron al dolor de la vida. Mi doctor estaba golpeando en mi pecho, la habitación estaba llena de personal médico. Todos estaban excitados y me decían que yo no quería vivir. Yo les dije, “oh si que quiero, he regresado a hacer mi obra maestra”.

Esto ocurrió en el pequeño pueblo de Bonners Ferry, en Idaho. Conocía a todo el mundo allí. Diez años después, después de haber completado muchas pinturas, “La Obra Maestra” se formó en mis manos frente a una importante Presidenta de un banco de Arizona. Ella quería verme pintar un retrato, y vino a mi casa con solo dos horas y media para dedicarme. Saqué una pieza de tela de seis por doce pulgadas y comencé un retrato parcial. En ese momento entré en trance (n.a. “como nunca había ocurrido antes y como nunca volvió a ocurrir”) y Jesús se formó en un lapso de dos horas y quince minutos. ¡Un milagro! Nunca podría yo haber completado la Obra Maestra tan rápido sin error alguno. La mujer me dijo, “esto es un milagro”.

Charles "Chuck" Reed, mí hijo, es mi critico favorito cuando se refiere a pintura. Yo tenía el cuadro colgado en la pared. Se detuvo estático, caminó hacia atrás, luego hacia delante, y no pudo criticarle absolutamente nada. Me dijo con lágrimas en los ojos, “mamá, esto es una obra maestra”. En ese momento supe que había cumplido la misión que Jesús me había dado. Me sentí muy débil y pensé si ahora finalmente podría ser llevada a casa. Me di cuenta que Jesús quiere mostrarnos Su Gloriosa imagen, a todos. Estoy agradecida a quienes me ayudan a difundir esta obra maestra.

Mi testimonio, ¡Alabemos al Señor!

Con amor en Jesús

Bette Myers

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